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lunes, 6 de febrero de 2017

Historia de la Astrología

La palabra Astrología viene del griego astron (astro) y logos (discurso), y se define como el arte de predecir el porvenir mediante la observación de los astros.
Existe un convencimiento popular muy arraigado de que nuestro destino, tanto individual como colectivo, está escrito en las estrellas. Y aunque no es fácil demostrar lo que haya de verdadero o de falso en esta creencia, lo cierto es que su trascendencia se remonta a miles de años y que cuenta en nuestros días con millones de adeptos en el mundo entero.
La Astrología tiene sus inicios en Mesopotamia. Sus orígenes datan del año 5.000 A. C., cuando aquellas gentes (los mesopotámicos) fueron fascinadas por los astros. Durante siglos, observaron, anotaron y estudiaron con tesón sus apariciones y sus ciclos.
No solo se trataba de la multitud de estrellas fijas y sus constelaciones, de las cuales acabaron por extraer a mediados del primer milenio de nuestra era, una secuencia zodiacal. También del Sol y, en especial, de la Luna que regía su calendario, y de los planetas, cuyas apariciones, movimientos, ausencias y eclipses podían predecir sin error.
Los antiguos astrólogos, que eran más magos que astrólogos, tenían la idea que el Universo era una compleja red, donde todas las cosas, estrellas, insectos, animales, seres humanos, construcciones, se hallaban misteriosamente vinculadas por una especie de hilos invisibles. Todo estaba tan sincronizado y ligado, que nada podía variar sin que sus efectos se notaran en todo el Cosmos.
Los planetas son, de entre todos los astros, los que describen trayectorias más dinámicas y naturalmente a ellos se les otorgó una función primaria.
Según los astrólogos primitivos, escrutando los movimientos de los planetas era posible inferir no solo las razones de la conducta pasada o actual de los hombres, sino también su futuro. Fue así como los magos más eruditos encontraron la clave para dominar a sus coetáneos con el estudio del comportamiento de los astros. Y fue así también como el hombre de la antigüedad pudo prever los fenómenos naturales y anticipar de forma lógica todas sus consecuencias sobre la naturaleza o sobre su propio espacio vital.
Las primeras representaciones del Universo fueron establecidas entre los milenios IV y III A. C., en la época sumeria: Se concebía el Universo como una inmensa bola vacía, compuesta por dos hemisferios, y cuyo centro era la Tierra; por encima se hallaba el Cielo y por debajo el infierno. Según esta interpretación del mundo, los antiguos mesopotámicos imaginaron que los dos hemisferios se unían en las líneas del horizonte, donde se fundían el Cielo y las aguas de las cuales emergía la Tierra.
Según este criterio, y desde su perspectiva, las estrellas y los planetas se desplazaban desde lo inferior, por encima y por debajo del plano del horizonte de la superficie del mar, en esta enorme bola del Universo en cuyo centro estaba ubicada la Tierra. Y ciertamente la imagen de esta esfera nos hace pensar en el zodiaco.


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